El hallazgo realizado por científicos paleontológicos de Conicet se dio a 3.900 metros sobre el nivel del mar y la especie vivió durante el Mioceno
Buenos Aires-(Nomyc)-Una nueva especie de mamífero que vivió hace 18 millones de años, el Ichhutherium wayra, un herbívoro de la familia de los mesoterinos, cuyos restos fósiles fueron hallados a una altitud de 3900 metros, en la actual puna catamarqueña, fue descubierta por un equipo de científicos paleontológicos del CONICET y diversas universidades nacionales descubrió en la provincia de Catamarca.
El hallazgo, publicado en la revista Journal of Systematic Paleontology, aporta información clave sobre la biodiversidad del continente sudamericano durante el Mioceno y las adaptaciones de los mamíferos a entornos de gran altura.
El Ichhutherium wayra, cuyo nombre en quechua significa “Viento”, es una prueba de que ciertos mamíferos se adaptaron a condiciones extremas en zonas montañosas, ya que la altitud del descubrimiento, sugiere a los investigadores que estos animales desarrollaron estrategias para sobrevivir en ambientes fríos y de baja presión de oxígeno, aunque
los fósiles de mamíferos de esta época son difíciles de encontrar, por lo que este descubrimiento es aún más relevante para la reconstrucción de los ecosistemas sudamericanos prehistóricos.
El Ichhutherium wayra se suma a la lista de especies que permiten entender la evolución de los mamíferos en Sudamérica y su estudio, no solo ofrece pistas sobre su forma de vida, sino también ayuda a comprender cómo el entorno y el clima influyeron en la fauna del pasado.
El hallazgo se dio mientras los investigadores estudiaban la evolución de las rocas del lugar y divisaron un cráneo incrustado en un lugar inhóspito y Julieta Suriano, Andrés Echaurren y Lucas Lothari divisaron una especie nunca vista en los Andes norte y fueron el puntapié inicial para realizar una investigación nacional que ya fue publicada en la prestigiosa revista científica Journal of Systematic Palaeontology, donde se detalla el estudio que permitió identificar a este mamífero extinto y su contexto geológico.
Según explicaron los investigadores de Mendoza a diario Los Andes, el fósil presenta una combinación de características inéditas, lo que lo convierte en un hallazgo de gran relevancia para la paleontología.
La geóloga Julieta Suriano formó parte del equipo mendocino del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), que descubrió el fósil en la puna catamarqueña, ahora considerado “predominante en la fauna del continente en el transcurso del Mioceno”.
Cómo fue el “Eureka”: “estábamos haciendo trabajo de campo de tectónica del Ianigla. Estamos estudiando los mecanismos en la puna catamarqueña. Estuvimos casi 70 días en el campo. Ahí encontramos el fósil” explica Suriano.
“Por la ley de patrimonio no se pueden extraer ni teníamos herramientas. Dimos aviso a una paleontóloga experta en mesoterios y comenzó a activarse el rescate paleontológico", continúa la investigadora.
La geóloga señaló que su trabajo inicial, además del hallazgo y derivación al equipo de paleontología de Tucumán, a cargo del paleontólogo Matías Armella “fue darle un `contexto geológico` al fósil desde la mirada geológica; es decir, determinar su entorno, condiciones de vida y época según la evolución de las rocas y la actividad del suelo en la puna catamarqueña”.
El fósil se encontraba incrustado en una roca y a primera vista fue identificado como un fragmento de cráneo y según la geóloga oriunda de Buenos Aires y radicada en Mendoza hace una década “el fósil suele preservarse con la roca alrededor. Son huesos que se tapan con sedimentos, arena, y se van enterrando”,
“Le sacamos fotos, le dimos su punto en el GPS, pero no sospechamos que podía ser una nueva especie. La emoción máxima fue después, cuando dijeron que era un hallazgo súper interesante. Estábamos en medio de la nada. Éramos tres en ese momento: Andrés Echaurren, Lucas Lothari y yo, pero luego el equipo se agrandó de forma colaborativa”, relata Suriano.
Lothari agregó que en el lugar donde hallaron el fósil “de manera probable hayan caminado antes muy pocas personas” y explicó que “el hallazgo se dio en el marco de un estudio sobre la evolución de los Andes en esa zona de la puna y mientras caminábamos describiendo las rocas, vimos algo que no parecía una roca, sino un cráneo de un mamífero” continúa y una vez se documentó el hallazgo y se registró la ubicación exacta mediante herramientas de georreferenciación.
Esperanza Cerdeño, también investigadora del Ianigla, se comunicó con el grupo de paleontología de vertebrados de la Fundación Miguel Lillo (FML) en Tucumán para coordinar las tareas de rescate paleontológico y de este trabajo, participó el ya mencionado Armella, investigador del Insugeo (Conicet-UNT), junto a otros referentes tucumanos.
El fósil fue descubierto en la formación Potrero Grande, en una zona montañosa que se eleva por encima de los 3900 metros y el hallazgo, consistió en un paladar casi completo con dientes bien preservados, que presenta un mosaico de características únicas, compartidas con mesoterios tanto antiguos como modernos.
El análisis del maxilar mostró premolares con raíces y un segundo premolar bien desarrollado, evidenciando rasgos similares con especies antiguas y su paladar ancho y molares con tres lóbulos sugieren similitudes con especies más modernas.
Matías Armella explicó que “el análisis filogenético indica que Ichhutherium wayra, con sus caracteres especializados, representa el linaje más antiguo conocido de la familia Mesotheriidae”.
La “bestia de los pastos y el viento”: Ichhutherium wayra es el nombre científico que designaron los participantes del estudio para este mamífero, haciendo referencia a las condiciones climáticas de la región andina y el nombre surge de la combinación de dos términos quechuas: ichhu (pasturas bajas o pasto de puna) y wayra (viento), más therium (bestia en griego).
La familia Mesotheriidae estaba compuesta por una variedad de mamíferos herbívoros extintos que habitaron América del Sur desde hace aproximadamente 30 millones de años hasta su desaparición, hace unos 70 mil y estos animales, tenían una notable diversidad morfológica, combinando rasgos de roedores como el carpincho y de marsupiales como los wombats.
Ligados a los actuales ungulados, podían pesar hasta 15 kilogramos y se caracterizaban por tener pezuñas, como caballos, vacas, ciervos y rinocerontes y también poseían habilidades para excavar, roer y alimentarse de diversas plantas, lo que les permitía prosperar en distintos ecosistemas sudamericanos de la época.
Lothari, emocionado por el hallazgo, considerado el primer registro de esa especie en los Andes argentinos del norte, aseguró que esta zona “se convirtió en un nuevo punto de interés para los paleontólogos y ahora irán más seguido, ya que se trata de fósiles de mamíferos originarios de América”.
“Nuestra visión del contexto sirvió para dar pistas sobre la edad del mamífero. Al saber que las rocas del lugar tienen entre 22 y 18 millones de años, y que el área es árida, sin lluvia y con actividad volcánica, podemos entender mejor la fauna del lugar”, explicó el geólogo. Destacó que la clave del hallazgo fue el trabajo en equipo y la colaboración con expertos de todo el país.
Rescate paleontológico y colaboración científica: el rescate paleontológico en la puna de Catamarca requirió una compleja logística debido a las extremas condiciones climáticas y geográficas.
Ubicado en las Sierras del Potrerillo, el sitio del hallazgo se encuentra entre 3.900 y 4.000 metros sobre el nivel del mar, con difícil acceso y temperaturas que oscilan entre -15°C y 30°C.
La campaña duró cinco días y contó con la colaboración de Judith Babot (UEL, Conicet-FML), Daniel García-López y Carolina Madozzo Jaén, del Insugeo, junto a Matías Armella, quines lograron extraer el fósil completo y prospectar otras áreas con potencial paleontológico.
El equipo de investigadores cuenta con el respaldo del Conicet, la Asociación Paleontológica Argentina, la Fundación Bunge y Born, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y universidades públicas y destacaron el valioso apoyo logístico de la comunidad local.
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