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Preocupa la multiplicación de la vegetación en la Antártida por el deshielo


La cubierta vegetal de la península Antártica se multiplicado por más de 5 veces en las últimas cuatro décadas


Categoría: INVESTIGACIONES

Buenos Aires-(Nomyc)-La Península Antártica, conocida por su paisaje helado,  muestra signos de un cambio ecológico importante: la vegetación está ganando terreno a medida que el hielo retrocede y este “reverdecimiento” en uno de los lugares más fríos del planeta es interpretado como una clara evidencia de los efectos del “cambio climático” y ahora, un reciente estudio liderado por las universidades de Exeter y Hertfordshire, junto con el British Antarctic Survey, confirmó lo que muchos temían: la cubierta vegetal de la Península Antártica ha aumentado más de diez veces en las últimas cuatro décadas, por lo que mediante el uso de datos satelitales, los investigadores demostraron cómo el calentamiento global altera uno de los últimos rincones vírgenes del planeta.

 

Un crecimiento inesperado y acelerado: en 1986, la vegetación en la Península Antártica cubría menos de un kilómetro cuadrado, mientras que hoy, esa cifra superado los 12 kilómetros cuadrados, incremento que se compone en la mayor parte, de musgo y líquenes y es impulsado por temperaturas crecientes en una región que de maenra histórica, era inhóspita para la vida vegetal.

 

Este cambio tiene repercusiones más profundas: la vegetación altera el ecosistema local, afectando la biodiversidad de la región y su capacidad para reflejar la luz solar, lo que contribuye al calentamiento global.

 

Repercusiones ecológicas: el avance de la vegetación no solo transforma el paisaje antártico, sino que también trae repercusiones ecológicas importantes, ya que la descomposición de la vegetación crea suelo fértil, lo que facilita la colonización de otras especies vegetales y de manera potencial, especies invasoras que podrían alterar la biodiversidad local, poniendo en peligro a las especies nativas que han evolucionado en condiciones extremas.

 

“La introducción de especies no nativas, ya sea accidentalmente por humanos o naturalmente por aves migratorias, podría tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas locales”, advirtió el doctor Bartlett. 

 

Además, la vegetación también afecta el albedo de la región, es decir, la capacidad del hielo de reflejar la luz solar y al reducirse, permite que el calor absorbido aumente, con lo que se exacerba el calentamiento local.

 

Cambios visibles desde el espacio: el cambio en la Antártida es tan notable que es visible desde el espacio y las imágenes satelitales muestran el “reverdecimiento” de la península, que confirma la tendencia en marcha y su aceleración.

 

“Estas observaciones satelitales proporcionan evidencia clara del impacto del cambio climático en regiones remotas”, destacó el doctor Thomas Roland, de la Universidad de Exeter.

Aunque el paisaje sigue dominado por hielo y nieve, la fracción cubierta por vegetación ha crecido significativamente en los últimos años, demostrando el impacto del calentamiento global incluso en las zonas más aisladas del planeta.

 

El efecto del albedo y la biodiversidad: uno de los problemas más críticos es el cambio en la capacidad de la Antártida para reflejar la luz solar, conocido como “Albedo” ya que las superficies heladas reflejan hasta el 90 por ciento de la radiación solar, pero a medida que más vegetación cubre la región, la capacidad de la Antártida para reflejar la luz disminuye, contribuyendo al calentamiento global.

 

El cambio climático y la biodiversidad: las especies antárticas, adaptadas a condiciones extremas, podrían enfrentarse a nuevas amenazas con la llegada de especies invasoras las que podrían ser introducidas por humanos o aves migratorias, son difíciles de erradicar y pueden alterar el delicado equilibrio ecológico de la región, lo que representa una advertencia de los efectos del calentamiento global, ya que el crecimiento de la vegetación en la Península Antártica es una señal visible de un cambio profundo que está ocurriendo en todo el planeta, por lo que la cooperación internacional será clave para enfrentar estos desafíos y proteger la biodiversidad única de la región.

 

“El verde en la Antártida no es solo un signo de vida, es una señal de alarma”, concluyó Roland, cuyo estudio subraya la urgencia de abordar el cambio climático de manera proactiva, con un enfoque en la conservación y sustentabilidad para preservar la integridad del planeta.

Nomyc-27-11-24

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