Cae el porcentaje de uso de un biocombustible
Buenos Aires-(Nomyc)-Es difícil imaginar que hubo un tiempo en el que la reducción de las emisiones de los motores consistía en hallar nuevas formas de mitigar el resultado de los combustibles fósiles cuando, en la actualidad, los severos objetivos ambientales globales obligan a la humanidad a buscar nuevas formas de abastecerse.
Es decir, nuevos combustibles y tecnologías menos contaminantes y un documento publicado en mayo del año pasado en la revista Science señala que paralizar nuevos proyectos de combustibles fósiles es un paso vital para que los diferentes países alcancen sus objetivos climáticos.
Además, el informe firmado por Fergus Green, Olivier Bois von Kursk, Greg Muttitt y Steve Pye, miembros de diferentes departamentos del Instituto Internacional de Desarrollo Sostenible, Ginebra, Suiza y la Universidad College London, Londres, Reino Unido, sugiere que los gobiernos legislen su prohibición.
Argentina pierde la energía del futuro: en este contexto, nuestro país parecía tener la solución para hacer frente al cambio climático, la energía del futuro, aunque sin embargo, en la actualidad la pierde y podría enfrentarse a uno de los fracasos más grandes de la historia, al perder peso en el mercado global de biodiésel, la energía del futuro, a pesar de su gran potencial exportador.
Según registra un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la industria argentina de biodiésel experimentó una caída que la dejó con un escaso 1,8 por ciento de participación en el mercado mundial en 2024, de lo que se confirma que la generación de biodiésel subió en Argentina un 40 por ciento, en el último año en comparación al año 2023.
Sin embargo, en términos históricos continúa alejada del máximo vislumbrado en 2017, con una baja acumulada del 60 por ciento, reducción que contrasta con el crecimiento sostenible del 75 por ciento en la producción global de biodiesel durante ese mismo lapso de tiempo, mientras que
otros países, como Indonesia, cuadruplicaron su producción o la duplicaron, como Brasil, por lo que Argentina quedó muy atrás, al retroceder.
De 2017 hasta hoy pasado 8 años, tiempo suficiente para que Argentina pase de liderar el mercado internacional de biodiésel a ser un actor invisible para el sector., aunque en 2017 tenía el 8 por ciento del mercado global, pero rozó el 1,8 por ciento, en 2024.
El análisis del BCR sostiene que podría caer aún más este año, hasta pisar un 1,65 por ciento, algo que se intensifica todavía más después de que el Gobierno oficializara un nuevo aumento del biodiésel.
El porqué de esta caída: uno de los aspectos clave que explican esta estrepitosa caída es la modificación realizada en el Marco Regulatorio de Biocombustibles sancionado en 2021.
Debido a esto, la tasa de corte del biodiésel en el gasoil bajó del 10 al 5 por ciento a pesar de que este movimiento se trató de un cambio transitorio hasta llegar al 12,5 por ciento en 2022, el corte normal se acotó otra vez a 7,5 por ciento y de acuerdo a la normativa vigente, podría bajar al 3 por ciento.
Fuentes del sector, advierten que “el incumplimiento del corte obligatorio ´agravó la situación´ lo que disminuyó todavía más, los volúmenes de fabricación y venta, mientras que otros puntos que podrían haber tenido que ver con este declive son la ociosidad industrial del 33 por ciento en 2017 y del 70 por ciento en 2024 y las dificultades para competir con el mercado europeo”.
Posible recuperación: según Movant-Infibae, si Argentina sube su tasa de corte interna del 7,5 al 15 por ciento en 2026, el uso de la capacidad productiva podría subir del 30 al 50 por ciento en un año.
Con un objetivo de B35, porcentaje de mezcla con gasoil, para 2031, Argentina podría multiplicar por tres su producción, intercambiando sus 750 000 a más de 2,1 millones de toneladas anuales.
Sumado a esto, el ansiado acuerdo Mercosur- Unión Europea podría representar una gran oportunidad para recuperar exportaciones, así como la producción de divisas, la fortificación de la cadena de valor de la soja y su apoyo a la descarbonización energética.