Inequidad de género en el acceso a los tratamientos con hormona de crecimiento en América Latina


Un análisis presentado en el Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Endocrinología Pediátrica evidenció que los niños reciben tratamiento con mayor frecuencia que las niñas 

 


Categoría: MÉDICAS

Buenos Aires-(Nomyc)-En el marco del Día Internacional de Concientización sobre el Crecimiento Infantil, que se conmemora cada 20 de septiembre, los especialistas en endocrinología pediátrica destacaron que la fecha es una oportunidad para tener en cuenta a todos aquellos niños y adolescentes que conviven en Argentina con “trastornos del crecimiento que pueden afectar su salud física, emocional y social”.


En paralelo, dieron a conocer los resultados de un nuevo estudio presentado recientemente en el último Congreso de la Sociedad Latinoamericana de Endocrinología Pediátrica, en Panamá, que pone en evidencia desigualdades preocupantes en el acceso al principal tratamiento para aquellos casos que presentan deficiencia en la producción de hormona de crecimiento, retardo de crecimiento intrauterino y pequeños para edad gestacional sin recuperación de talla, entre otras

En esos casos, el tratamiento generalmente indicado consiste en la administración de hormona de crecimiento recombinante humana (r-hGH), una terapia comprobada que mejora de manera significativa la estatura final cuando se aplica de manera oportuna y sostenida.

 

El estudio analizó los datos de 7.770 pacientes menores de 18 años que requirieron de esta terapia para algunas de las condiciones antes descriptas, en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú. 

 

Uno de los hallazgos centrales fue que, en 9 de los 12 países analizados, la proporción de niños varones tratados fue igual o superior al 55%, a pesar de que la prevalencia del trastorno no presenta diferencias concluyentes entre niños y niñas, datos recogidos en base al uso de una plataforma digital que permite monitorear la adherencia al tratamiento y evaluar sistemáticamente variables clínicas como la edad de inicio, el sexo y la indicación terapéutica.

 

Solo en Argentina se logró una distribución más equitativa, mientras que en Costa Rica, por ejemplo, el 80 por ciento de los pacientes tratados eran varones, mientras que en El Salvador la cifra fue del 68, brecha que sugiere que factores no biológicos, como las percepciones sociales sobre la estatura masculina, pueden estar influyendo en las decisiones de derivación y tratamiento.

 

Los autores concluyeron que es “indispensable desarrollar estrategias armonizadas basadas en evidencia para garantizar una intervención oportuna en todos los países, lo que incluye mejorar los procesos de diagnóstico, reducir las demoras administrativas y visibilizar el derecho de las niñas a acceder al mismo nivel de cuidado que los niños”.


“De manera lamentable, en muchos contextos se sigue priorizando la altura como un atributo deseable en los varones, lo que puede llevar a una atención médica más rápida para ellos, mientras que las niñas enfrentan demoras o incluso falta de diagnóstico”, señaló Natalia García Basavilbaso, directora médica de Merck en Argentina y una de las autoras de la investigación.
 

“De manera práctica, no existen trabajos con un número de pacientes tan grande con el contemplado en este relevamiento, lo que pudo lograrse gracias al ecosistema que permite integrar características epidemiológicas y grados de adherencia de la población en tratamiento” explicó Javier Chiarpenello, médico endocrinólogo, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Provincial del Centenario en Rosario y también uno de los autores del trabajo. 

 

“También proporciona datos de todas las aplicaciones diarias para obtener los grados y porcentajes de adherencia a la terapia, la edad de inicio de tratamiento de estos chicos, el porcentaje de varones y niñas tratados y las respuestas alcanzadas”, agregó el especialista.

 

Para Inés Castellano, presidenta de la Asociación Civil Creciendo, integrada por familias de niños con trastornos de crecimiento, “esta inequidad en el acceso a un tratamiento validado científicamente compromete la salud física de las niñas, pero también su autoestima y desarrollo integral”.

 

Otro aspecto destacado del estudio fue el retraso generalizado en el inicio de la terapia, ya que la mediana de edad al comenzar el tratamiento con hormona de crecimiento fue de 10 años en Argentina y de hasta 11,3 años en países como Panamá y Costa Rica, edades que si se comparan con las recomendaciones internacionales, que destacan la importancia de intervenir lo antes posible para maximizar los resultados, auguran peores resultados.

 

“El no tratar con hormona de crecimiento -o hacerlo por períodos muy cortos- implica que estos niños a futuro experimentarán, por un lado, disminución de su masa ósea, es decir, mayor predisposición a osteoporosis en la adultez joven, dado que la hormona ayuda y contribuye, siendo que es anabólica, a mejorar la calidad y aumentar la densidad del hueso y por otro lado, también pueden sufrir mayor desarrollo de trastornos en los lípidos”, indicó Chiarpenello. 

 

“En numerosos estudios quedó demostrado que aquellos pacientes que tienen una adherencia al tratamiento superior al 85%, logran sus objetivos finales y llegan a la talla objetivo genética. En cambio, aquellos que tienen una adherencia menor al 70 por cinnto, no logran llegar a la talla diana o la talla genética de los padres, a la cual deberían haber llegado. El no aplicar una vez por semana la hormona de crecimiento implica 3 a 5 centímetros menos de altura final”, insistió el especialista. 


En Argentina, la hormona de crecimiento recombinante está cubierta por el Plan Médico Obligatorio (PMO) en casos de deficiencia de hormona, insuficiencia renal crónica, síndrome de Turner y retraso de crecimiento intrauterino, entre otras condiciones, aunque muchos padres desconocen sus derechos o enfrentan demoras significativas para obtener la medicación, lo que repercute en la eficacia del tratamiento, a lo que se suman problemas de adherencia, particularmente en la adolescencia, cuando la automedicación requiere compromiso y rutina.

 

Para Castellano, el desafío no es solo individual ya que “en muchas provincias argentinas, los tratamientos se ven interrumpidos por problemas de logística o trabas administrativas”. 

 

“Las demoras en la entrega de la medicación, la falta de claridad sobre los requisitos y el vencimiento de formularios son algunas de las causas frecuentes de interrupción", explicó. 

“El crecimiento no puede seguir siendo una carrera con ventajas para algunos y barreras para otros; cada centímetro cuenta y cada día de espera también”, concluyó la representante de Creciendo.

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