Más que una afección dermatológica, la psoriasis es una enfermedad de origen inmunológico, inflamatoria, compleja y crónica, que afecta a entre el 0,5 y el 3 por ciento de la población mundial
Buenos Aires-(Nomyc)-En el marco del Día Mundial de la Psoriasis, que se conmemoró ayer, los especialistas destacan la importancia de la “intervención temprana” como la principal estrategia para marcar una diferencia significativa en el pronóstico del tratamiento.
Esta enfermedad, que se estima que afecta a más de 60 millones de personas en todo el mundo2 y presenta una prevalencia en Argentina de entre el 2 y el 3 por ciento de la población, hace que la tengan más de 1 millón de casos.
Este año, bajo el lema “Enfermedad psoriásica y comorbilidades”, la Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA por sus siglas en inglés)3 invita a conmemorar la fecha con el foco en destacar los graves riesgos para la salud asociados con la enfermedad psoriásica, como “enfermedades cardíacas, diabetes y trastornos de salud mental, entre otras”.
La psoriasis es más que una afección de la piel: es una enfermedad inflamatoria, crónica, sistémica, no contagiosa y de base inmunológica, que puede llegar a producir un efecto dominó sobre la salud en general.
Se presenta en forma de lesiones rojas, cubiertas por escamas blancas, secas, que se localizan en codos, rodillas, tronco y cuero cabelludo y está relacionada con múltiples comorbilidades como Artritis Psoriásica, Enfermedad Cardiovascular, Obesidad, Depresión y Diabetes, no reconoce diferencias de género y puede presentarse a cualquier edad 1.
Suele manifestarse en ciclos, con brotes que duran algunas semanas o meses y luego disminuyen y los factores desencadenantes más comunes en las personas con predisposición genética a la psoriasis, incluyen “infecciones, cortes o quemaduras y determinados medicamentos”.
“Muchas veces se la minimiza como una molestia estética o un problema menor de la piel, pero la realidad es muy distinta”, afirmó Gabriel Magariños, médico dermatólogo y consultor en Dermatología del Hospital Houssay de Vicente López.
“La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica, con impacto físico, emocional y social y cuando no se trata a tiempo, puede progresar, empeorar y generar complicaciones potencialmente graves” agrega.
Durante décadas, los tratamientos se enfocaron en reducir los síntomas visibles, pero en los últimos años la medicina ha avanzado hacia un nuevo paradigma: modificar el curso de la enfermedad, lo que implica ir más allá del alivio superficial: tratar de forma precoz y eficaz no solo mejora los síntomas, sino que puede evitar daños estructurales, frenar la progresión y mejorar la calidad de vida a largo plazo.
La intervención precoz en psoriasis, implica llegar al diagnóstico en forma temprana, iniciar tratamientos efectivos lo antes posible y monitorear activamente el estado general del paciente, incluyendo aspectos psicosociales y comorbilidades y según los expertos, este enfoque puede generar beneficios acumulativos: un mejor control clínico, menos recaídas, menor riesgo de daño articular y mayor adherencia terapéutica.
“Intervención temprana es más que comenzar cuanto antes un tratamiento de alto nivel de eficacia y seguridad; hablamos de una actitud proactiva, integral, que requiere conocer bien al paciente, entender sus síntomas, sus riesgos y, también, sus expectativas”, sostuvo Magariños.
“Cuando actuamos rápido, podemos evitar que la inflamación deje una huella irreversible, tanto en la piel como en las articulaciones y en otros órganos” agregó el especialista.
Uno de los avances más importantes en el tratamiento de la patología en las últimas décadas es el desarrollo de terapias biológicas dirigidas específicamente a bloquear la interleuquina 23 (IL-23), que actúan al inhibir esta molécula clave en la vía inflamatoria, lo que resulta en una reducción significativa de las lesiones cutáneas, con tasas de aclaramiento que superan el 90%.
Además, el bloqueo de IL-23 ayuda a disminuir la inflamación sistémica, contribuye a mejorar el pronóstico articular y puede favorecer la restauración parcial de la función inmunológica alterada en pacientes con psoriasis.
Magariños indicó que el momento en que se inicia el tratamiento importa y mucho, ya que “en los estudios vemos que los pacientes que comienzan tratamiento en fases tempranas tienen mejores tasas de respuesta sostenida, menos recaídas y menor deterioro articular. Es como apagar el fuego antes de que se extienda”.
A pesar de la disponibilidad de opciones terapéuticas, muchos pacientes no acceden a tratamientos adecuados hasta que la enfermedad ya está avanzada, en parte, debido a la subestimación del impacto de la enfermedad, tanto por parte del sistema de salud como y en ocasiones, de los propios pacientes.
Para Magariños, muchas personas, cuando llegan a la consulta, ya tienen dolor, artritis, limitaciones funcionales o afectación psicológica severa y “son personas que convivieron años con lesiones sin diagnóstico, o que usaron solo cremas sin supervisión médica y en esos casos, el daño ya está hecho”.
“Podemos mejorar mucho, pero no siempre lograremos revertir completamente la situación. Por eso, el abordaje debe ser integral y, cuanto antes empecemos, mejores serán los resultados”, insistió.
Para los especialistas, en muchos casos, inclusive la ausencia de lesiones visibles de psoriasis en la piel es insuficiente, ya que la inflamación residual persiste a nivel molecular si se llega tarde al tratamiento sobre lo que destacan “esta ‘cicatriz inmunológica’ puede perpetuar la enfermedad y favorecer las recaídas, incluso en pacientes que en apariencia responden bien”.
En la misma línea, la Fundación Internacional de Psoriasis (IFPA, por sus siglas en inglés) promueve desde hace años “una estrategia global de intervención temprana, que incluye educación, diagnóstico precoz, derivación oportuna y acceso equitativo a terapias avanzadas”.
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