Afecta a cuatro de cada diez argentinos y aunque suele prestársele más atención en edades tempranas los adultos también lo presentan
Buenos Aires-(Nomyc)-Hace cuatro décadas salieron al mercado los primeros “prazoles”, una novedosa clase de fármacos que cambiaron la historia y permitieron tratar con efectividad muchos problemas digestivos que no tenían opciones, que hoy son medicamentos de venta libre, utilizados de manera masiva de los que se distingue el esomeprazol, que demostró tener alta eficacia, rápida acción y ofrecer mayor seguridad, especialmente en adultos mayores que suelen estar polimedicados, ya que se probó que su formulación favorece la cicatrización rápida de lesiones esofágicas y permite realizar tratamientos prolongados, con mínimos efectos adversos.
Esta familia de moléculas “inhiben la bomba de protones” y los médicos suelen indicarla para el manejo y el tratamiento de diversas afecciones comunes: desde la dispepsia, a la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) y a la úlcera péptica que incluye la gástrica con o sin infección por Helicobacter pylori y la duodenal, además del síndrome de Zollinger-Ellison y la esofagitis erosiva, entre otras.
“Antes de que tuviéramos acceso a los 'prazoles' para tratar a pacientes con, por ejemplo, una úlcera péptica, no teníamos alternativas efectivas y seguras para este tipo de problemas”, explicó Luis Soifer (MN 44.599), expresidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE) durante un webinar organizado por Eurofarma.
“Lo que se pensaba en aquel momento era que, si lográbamos reducir la cantidad de secreción de ácidos gástricos, los pacientes podrían mejorar su malestar, que usualmente se expresaba como un fuerte ardor y dolor en la boca del estómago” continuó el especialista.
Con el paso del tiempo, el foco de esta temática se fue volcando sobre un problema digestivo en particular: el “reflujo” que se produce cuando la válvula que separa al estómago del esófago, por alguna razón, no cierra bien, por lo que parte de los ácidos gástricos secretados en el estómago fluyen hacia el esófago.
“Esta válvula, cuyo nombre es `Esfínter Esofágico Inferior` (EEI), es un anillo de músculos que se ubica en la parte inferior del esófago, justo donde se une con el estómago que cierra de manera total el paso entre uno y otro en momentos de la digestión, por lo que cuando por alguna situación médica, esto no sucede, el ácido gástrico “escapa” del estómago y sube por el esófago” aclara Soifer.
“El problema ocurre porque el recubrimiento de la mucosa interior de este `tubo´ que lleva la comida de la boca al estómago no está adaptado para resistir la acción del ácido gástrico y así, con el tiempo, esta invasión periódica va causando lastimaduras y quemaduras dolorosas, que pueden generar consecuencias más graves como, por ejemplo, esofagitis e, incluso, lesiones precancerosas, en el largo plazo”, detalla el ex presidente de la SAGE.
Estadísticas: “Diversos estudios demostraron que cerca el 40 por ciento de las personas puede sufrir reflujo, es decir que alrededor de 4 de cada 10 argentinos de todas las edades, sufren esta situación”, advierte el experto.
“Una investigación publicada en 2005 concluyó que la prevalencia de síntomas típicos de la ERGE ascendía al 23 por ciento de los consultados, quienes reportaron ‘sentir en forma frecuente síntomas típicos de ERGE como ardor y regurgitación, al menos una vez por semana' y en el caso de la Esofagitis, se calcula que el 5 por ciento del total de la población sufre esta situación, cifras epidemiológicas locales son bastante similares a las encontradas en otros países desarrollados y de la región” continúa el especialista.
Tratamientos disponibles: se desarrollaron diversos medicamentos y entre los más exitosos y eficientes, figuran los “prazoles”, una categoría de medicamentos que engloba diferentes formulaciones químicas y concentraciones.
Según la patología de cada paciente, estos fármacos pueden ser tomados en forma permanente o “a demanda”, cuando recrudecen los síntomas gástricos y si estos ceden, pueden dejar de consumirse por un tiempo.
En otros casos particulares, el paciente podría ingerir su dosis diaria en dos tomas distanciadas, aunque para suspender el tratamiento, en forma provisoria también es necesario seguir un proceso paulatino, a lo largo de varios días y no interrumpirlo en forma abrupta.
Otro tema a considerar con el médico es que el prazol a tomar no interfiera con otras píldoras que el paciente tenga recetadas para otras dolencias, lo que se logra por medio de la regulación de la dosis o del momento de la toma.
“Para ser realmente efectiva y segura esta medicación debe ser tomada por cada paciente en el formato más apropiado para su condición y según la evolución e intensidad de su patología”, sugiere Soifer.
Ante estas situaciones, la recomendación general indica que la toma de cualquier medicación sea indicada por un profesional, previo diagnóstico correcto de la problemática y además, su prescripción inicial ayuda a ajustar la dosis correcta para cada paciente en el tiempo, según sus síntomas, y explicarle la forma correcta de tomar esta medicación en ayunas, seguido luego por un alimento más tarde, etc..
“De esta forma, si se toman con la supervisión de un profesional, su funcionamiento será mucho más efectivo y puede prevenirse a tiempo cualquier complicación que pudiera aparecer”, comentó el ex presidente de la SAGE.
Ventajas del Esomeprazol: aunque todas estas moléculas hoy disponibles en las farmacias son variantes químicas de los “prazoles” y tienen similitudes, algunos tipos de prazoles han demostrado ofrecer ventajas sobre otras formas, según el paciente y su patología.
En el caso particular del Esomeprazol, “lo que hemos visto en investigaciones sobre su absorción por el metabolismo y su biodisponibilidad para cumplir sus efectos es que su duración es mayor, ya que esta molécula en particular posee una vida media más larga que otros prazoles” explica el especialista.
“O sea, la concentración ideal de este fármaco en el organismo y su disponibilidad para ayudar a disminuir la producción de ácido gástrico, es mayor a la de otros fármacos químicamente parecidos” agrega Soifer.
“Además, si se considera el punto de vista del inicio de sus efectos tras su ingesta, las pruebas lo evaluaron como un producto de “inicio de acción rápida” y por su composición química, se comprobó que el Esomeprazol tiene una menor tasa de interacciones farmacológicas, algo importante a considerar en los pacientes mayores que suelen estar `polimedicados`” detalló Soifer.
“También se comprobó que, si el esófago ya tiene algunas lesiones por la acción del ácido, con la toma de esomeprazol la cura de estas lastimaduras lleva menos tiempo”, acalró el gastroenterólogo.
En efecto, la observación clínica indica que hasta el 90 por ciento de las personas con esofagitis severa cicatrizan sus lesiones en un período de cuatro semanas y un punto en particular que genera otra ventaja es que el Esomeprazol es muy adecuado por sus características farmacológicas para que su toma sea indicada por tiempos prolongados, sin causar mayores efectos colaterales, ya que su tolerabilidad es alta con pocos pacientes deben abandonar este tratamiento por alguna causa o molestia.
Al hablar de los “prazoles” los expertos explican que este medicamento es un “efectivo inhibidor de la bomba de protones” pero ¿qué significa esto?: que su efecto es disminuir la secreción de ácidos digestivos en el estómago, ya que el intestino delgado absorbe este fármaco y una vez que ingresa en el sistema circulatorio, interfiere con el funcionamiento de las células parietales del estómago.
Estas células contienen la enzima H+/K+ ATPasa, llamada “bomba de protones”, cuya acción los prazoles bloquean, lo que funciona ya que esta enzima cumple una función importante durante el paso final del proceso de secreción de ácidos en el estómago.
En resumen, tras tomar esta medicación, en pocos días el estómago comienza a secretar una cantidad menor de ácidos estomacales en patologías como ERGE, Úlceras gástricas y duodenales asociadas o no a Helicobacter pylori, la prevención de úlceras inducidas por la toma de ciertos medicamentos antiinflamatorios, el Síndrome de Zollinger-Ellison, la Hemorragia digestiva ulcerosa, la Dispepsia o la Esofagitis Eosinofílica.
Este tipo de patologías presenta nombres cuyos síntomas pueden ser parecidos por lo que se pueden confundir, por lo que una explicación de cada uno, no está de más:
*Acidez estomacal o pirosis: Sensación de quemazón, ardor o dolor punzante que se percibe por debajo del esternón, detrás del pecho. Se debe al reflujo del contenido gástrico ácido. Su aparición depende mucho del tipo de alimentación que se consuma.
* Dispepsia: es una molestia en la parte superior del abdomen, usualmente en la zona del estómago, que incluye síntomas como dolor, ardor, hinchazón, saciedad temprana o sensación de llenura después de comer. Puede ser transitoria o crónica.
* Esofagitis: hinchazón, irritación e inflamación de los tejidos que rodean al esófago. La esofagitis puede hacer que el tragar sea doloroso y difícil. También puede causar dolor en el pecho.
* ERGE: la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico es una afección en la cual los contenidos estomacales pasan desde el estómago hacia el esófago (tubo de deglución) y de manera habitual, los alimentos circulan desde la boca hasta el estómago, a través del esófago, que puede irritar el tubo de deglución y causar acidez gástrica y otros síntomas.
* Regurgitación: es la expulsión de comida procedente del esófago o del estómago hacia la faringe o la boca sin que haya náuseas ni contracciones enérgicas de los músculos abdominales.
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