Los microbios se encontraban en el permafrost de Alaska que al ser rehidratados y expuestos a temperaturas más altas, volvieron a la vida y a realizar sus funciones vitales
Buenos Aires-(Nomyc)-Un equipo de científicos de la Universidad de Colorado Boulder consiguió despertar bacterias atrapadas en el permafrost, durante unos 40.000 años, que al ser rehidratadas y expuestas a temperaturas ligeramente más altas, reanudaron su actividad biológica y comenzaron a reproducirse, lo que plantea nuevas preguntas sobre los riesgos del calentamiento global.
La investigación, publicada en la revista JGR Biogeosciences, demuestra que estos microorganismos no estaban muertos, sino en un prolongado estado de inactividad y su recuperación, revela la notable capacidad de supervivencia que poseen algunos microbios antiguos y cómo su reactivación podría modificar los ecosistemas polares y aumentar la liberación de gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de carbono.
El hallazgo se produjo en el túnel de permafrost de Alaska: el experimento se llevó a cabo en el Permafrost Tunnel del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU, una instalación científica situada en Fairbanks (Alaska) que se adentra más de 100 metros bajo tierra y en este entorno congelado, donde se conservan restos fósiles de mamuts y bisontes, los investigadores extrajeron muestras de suelo que contenían microorganismos atrapados desde la Edad del Hielo.
“Estas muestras no están muertas en absoluto”, explicó Tristan Caro, autor principal del estudio quien agrega “siguen siendo capaces de albergar vida robusta que descompone materia orgánica y la transforma en carbono liberado a la atmósfera”.
Para analizar su comportamiento, las muestras se mezclaron con agua enriquecida con deuterio, un tipo de hidrógeno pesado, que permitió a los investigadores seguir la actividad metabólica. Durante los primeros meses apenas se registró crecimiento, pero tras seis meses los microbios comenzaron a formar colonias visibles y estructuras gelatinosas denominadas biofilms.
El alargamiento de los veranos árticos acelera su actividad: los científicos comprobaron que un incremento repentino de temperatura no aceleraba de manera significativa la reproducción de los microorganismos y en cambio, lo que resultó determinante fue la duración de los periodos cálidos, ya que cuanto más prolongado era el calor, mayor era la actividad biológica observada en las muestras.
“Una sola jornada de calor no supone una gran diferencia”, señaló Caro.
“Lo que realmente influye es que las temperaturas elevadas se mantengan durante semanas o meses”, tendencia que preocupa a los expertos, que advierten de que los veranos cada vez más largos del Ártico podrían favorecer la liberación masiva de carbono almacenado en el permafrost y amplificar el proceso de cambio climático.
El coautor del estudio, Sebastian Kopf, destacó que el comportamiento de estos microorganismos representa “una de las mayores incógnitas en la respuesta climática global”, ya que para él, “comprender cómo reaccionan los microbios al deshielo resulta esencial para predecir la evolución de los ecosistemas del norte y la velocidad del calentamiento planetario”.
Nomyc-13-10-25